
aburrido de los ángulos de mi espejo, frente a la mesa que sostiene mis movimientos, mirando una mirada cuadrada, salgo de los gritos que chocan en “mi caja, dulce caja”... pensando los ángulos del pensamiento, dibujados en forma lineal, como apunte infantil; me descubro en intento por romper mi escenario mental, esquema perturbado de sádico ritual... o el triste resultado de la pesadilla de algún animal inestable; después de todo, ellos carecen de ángulos, nunca entendí a que se refieren cuando hablan de los “brutos”...
y así, chocando con mi perspectiva, me encontré con la rumiante... pensé que me sonreía... detenido en su redonda mirada, me sumerjo en su órbita igual de profunda igual de extensa
yo pensaba que pensaba, con empatía clerical en mi mundo plano, determinado por la mirada, detenido en mi ya lento trayecto; pensé en su compasión que comenzaba a fastidiar; generoso con mi humanidad me planteo la posibilidad de no ser el objeto de lástima del curioso animal...
desde su órbita... redonda, rumiante y meditabunda, observo agraciado ejemplar, y por qué no, objetivo sensual de mi coqueta vaca, pero le miraba con el mismo énfasis y erotismo que a mí -no debe ser-
entonces, frente a tal indiferencia, la suya, la de él, la mía, la nuestra, desde mundos distintos, cuadrado y circular, mirando nada, masticando el tiempo, rompiendo cada cual su esquema, en el nombre del mundo interno, rompiendo sin saber que romper, mimetizados en un gesto abúlico de vaca revolucionaria, que piensa que piensa, cuando pienso que piensa, me sumo a sus ideas rupturistas, inconformes, en su nombre y el mío levanto mi imaginaria bandera redonda en mi mundo plano, por la sensatez de mi vaca cansada de solo ser vaca, de ser una bruta vaca, de mirada redonda, que nunca ha dejado de r-u-m-i-a-r...
desde su órbita... redonda, rumiante y meditabunda, observo agraciado ejemplar, y por qué no, objetivo sensual de mi coqueta vaca, pero le miraba con el mismo énfasis y erotismo que a mí -no debe ser-
entonces, frente a tal indiferencia, la suya, la de él, la mía, la nuestra, desde mundos distintos, cuadrado y circular, mirando nada, masticando el tiempo, rompiendo cada cual su esquema, en el nombre del mundo interno, rompiendo sin saber que romper, mimetizados en un gesto abúlico de vaca revolucionaria, que piensa que piensa, cuando pienso que piensa, me sumo a sus ideas rupturistas, inconformes, en su nombre y el mío levanto mi imaginaria bandera redonda en mi mundo plano, por la sensatez de mi vaca cansada de solo ser vaca, de ser una bruta vaca, de mirada redonda, que nunca ha dejado de r-u-m-i-a-r...
y me detengo en su no discurso, y me detengo hablando sólo, sólo con una vaca, que ni siquiera tiene historia, solo un gesto, que sólo tiene intención en mi esquema cuadrado, y pienso que pienso, en su mundo redondo, de una vaca detenida en el extremo de su mundo, determinado por alambres de púas, y pienso, que como ayer el hombre se perdía en el horizonte de incógnitas, hoy mi vaca ha chocado con su estupidez de vaca, una simple y bruta vaca, sin otra extensión que su mirada, que carece de objetivo, de intención y de ángulos... como cualquier vaca.
1 comentario:
Salté de tefnet... Una bienvenida...
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