"Yo... Su Majestruosidad"

era el profesor de filosofía, y ostentaba de un repertorio de apodos tan sabroso como el mío, “su maldad”, “su energuminicencia”… pero su favorito: “el tío Luci” y le asentaba como a medida; por mi parte, yo gozaba con una carta de mitos y leyendas, diseñada por mis propios alumnos: “la abominable profesora del 5°”, en el dibujo era una sombra, en una mano un libro con el que los torturaba y en la otra una barita, abajo ratones blancos, por niños, las pobres víctimas de mis experimentos con sus dulces mentes… “mito urbano” y mi favorito: “majestruosidad”, que le hacía honor a mi sagrado bruno atuendo, está demás mencionar los apodos propios de mi carrera, porque todos saben, que uno invierte cinco preciosos años de estudios de pedagogía, pero en el patio siempre te titularás de: “la vieja de mierda” (y es casi un eufemismo)… en fin; éramos la pareja por naturaleza, unidos en la oscuridad de nuestras ropas, sentido del humor, y consciencia, aunque algún chistoso hizo el comentario, que nosotros jamás podríamos hacer el amor: SINO EL TERROR.
no pasaron dos semanas, cuando gozábamos de un código de miradas, sólo comparable al de las almas gemelas, todos se daban cuenta, así que sumamos enemigos de la nada; curiosamente él gozaba de mala fama entre las mujeres, fui testigo del comportamiento patético de más de alguna fémina, en evidentes ofertas rechazadas por “el monstruo”, como yo le llamaba con cariño, pero entre nosotros el concepto era “lealtad”, cruzamos alguna mirada calentona, roce, alguna mordida desprevenida… pero nada más, tal vez no lo entiendan, pero nuestra relación vagaba de lo intelectual a lo espiritual… ¡uf!
para mí, las cosas eran claras, me había enamorado, como no esperaba hacerlo, mi mundo se redujo a su mundo.
la tía del negocio y amiga de ambos, me presentó a “la minina”, la pareja del tío Luci, tenía cara de menor de edad, pasaba por su hija, sonreí mientras me desmoronaba, no pude evitar notar unos bellos ojos de gata, “genio y figura hasta la sepultura” es casi un grito de guerra, charlamos un buen rato, nos reímos y contamos algunas anécdotas, nada muy confidencial, cuando “él” llegó se sonrió como animal que se relame ante su presa, nos abrazó alegrándose por nuestro encuentro, agregando elocuente –serán buenas amigas-
desperté asustada, recordando su voz –tenemos que hablar- ese día le quité la vista, traté de no toparme con él, pero cuando me alcanzó en uno de los pasillos, se limitó apretarme la cara, respiro de mi aire y ladró –tenemos que hablar- lo que dijo luego, lejos de ofrecer una disculpa parecía un juego perverso –le gustas- me sentí mareada –quiero que me des un hijo- mi rostro debe haber reflejado un inmenso signo de interrogación –no respondas ahora, después de todo no tienes opción, piensa en la mezcla que somos y el producto que tendríamos- “MEZCLA”… “PRODUCTO”… para él no pasaba de ser una cruza, como la de los animales, importaba la estirpe, la mente… si tan sólo hubiera intentado persuadirme, seducirme; estúpida es poco, para explicar como me sentí, el tiempo pasaba y no sanaba ni de amor, ni de dolor y llegó el momento en que no pude evitar pensar –¿cómo sería un hijo/a nuestro?-
no pasaron dos semanas, cuando gozábamos de un código de miradas, sólo comparable al de las almas gemelas, todos se daban cuenta, así que sumamos enemigos de la nada; curiosamente él gozaba de mala fama entre las mujeres, fui testigo del comportamiento patético de más de alguna fémina, en evidentes ofertas rechazadas por “el monstruo”, como yo le llamaba con cariño, pero entre nosotros el concepto era “lealtad”, cruzamos alguna mirada calentona, roce, alguna mordida desprevenida… pero nada más, tal vez no lo entiendan, pero nuestra relación vagaba de lo intelectual a lo espiritual… ¡uf!
para mí, las cosas eran claras, me había enamorado, como no esperaba hacerlo, mi mundo se redujo a su mundo.
la tía del negocio y amiga de ambos, me presentó a “la minina”, la pareja del tío Luci, tenía cara de menor de edad, pasaba por su hija, sonreí mientras me desmoronaba, no pude evitar notar unos bellos ojos de gata, “genio y figura hasta la sepultura” es casi un grito de guerra, charlamos un buen rato, nos reímos y contamos algunas anécdotas, nada muy confidencial, cuando “él” llegó se sonrió como animal que se relame ante su presa, nos abrazó alegrándose por nuestro encuentro, agregando elocuente –serán buenas amigas-
desperté asustada, recordando su voz –tenemos que hablar- ese día le quité la vista, traté de no toparme con él, pero cuando me alcanzó en uno de los pasillos, se limitó apretarme la cara, respiro de mi aire y ladró –tenemos que hablar- lo que dijo luego, lejos de ofrecer una disculpa parecía un juego perverso –le gustas- me sentí mareada –quiero que me des un hijo- mi rostro debe haber reflejado un inmenso signo de interrogación –no respondas ahora, después de todo no tienes opción, piensa en la mezcla que somos y el producto que tendríamos- “MEZCLA”… “PRODUCTO”… para él no pasaba de ser una cruza, como la de los animales, importaba la estirpe, la mente… si tan sólo hubiera intentado persuadirme, seducirme; estúpida es poco, para explicar como me sentí, el tiempo pasaba y no sanaba ni de amor, ni de dolor y llegó el momento en que no pude evitar pensar –¿cómo sería un hijo/a nuestro?-
7 comentarios:
Tan sòlo pregunto si te sigo desmoronando... tan sòlo te digo que las ruinas han quedado bien escritas... tan sólo dejame escuchar a Antonin de nuevo...
Y ahí otra vez está parte de la confusión en mi mente... escucharé a los grillos para que ellos me gobiernen...
un beso y mil más... mi niña criptorquidea.
Perdón por la falta de amabilidad, hoy el cuento me choca pero está bueno...
me choca de bruces en mi nariz.
otro beso y mil más...
Queremos todas juntas y todos revueltos o ¿en vueltos? la parte tercera o tercera parte....
un beso y mil más
Antes de responder siempre cuenta hasta cien (si es posible)
La pregunta se presta a imaginación.
Te abrazo.
Me atrapa esta historia, la mezcla de los cielos oscuros con el amor desgarrado. Te voy siguiendo, me atrapa también este profesor...
Tal vez esta "majestruosidad" al fin no sea tan mala.
Mi abrazo
Su Majestuosidad...
Escribe...
Qué decir?
Rico, delicioso, sensual, terciopelo...
...........................
Rico, rico...
:::::::::::::::::::::::::::
Para Mr. Hyde: desde mi rincón oscuro la hermanita agradece la guía gentil… espero mi nuevo nombre.
Para usuario anónimo: no hay imperio que se pueda desmoronar… entre tus cuervos, mis pesadillas Artorianas y estrellas hambrientas forjaremos un dominio, para que los grillos nos deleiten… un beso y mil más
Para Ignacio: cien!!!... mil… diez mil… tranquilo… perdí la cuenta y no la cabeza… abrazo correspondido.
Para Amapola: jaja… cree mi niña… siempre puede ser mejor… pero también: siempre puede ser peor… me alegran sus ojos en este jardín.
Para anónimo: que gusto gustar, pero no será mucho? gracias por cada palabra.
Que juego de palabras en este Ajedrez Humano, que nombres antiguos cuya memoria rebaso el margen de tiempo.
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